Después de los robots, ¿siguen los “sexbots”?

Varias empresas están desarrollando androides diseñados para brindar compañía y placer a los humanos, y algunos ya se empiezan a comercializar Varias empresas están desarrollando androides diseñados para brindar compañía y placer a los humanos, y algunos ya se empiezan a comercializar  

Los robots sexuales se están convirtiendo en parte de la conversación sobre el futuro del sexo y las relaciones.

A diferencia de los juguetes sexuales y de las muñecas, los sexbots pueden convertirse en algo común. De acuerdo con una encuesta de 2017, casi la mitad de los estadounidenses cree que tener sexo con robots se convertirá en una práctica común dentro de 50 años.

¿Pero cómo garantizamos que estos artefactos sean seguros y cómo afectará la intimidad con un robot sexual al cerebro humano? ¿Sería ético el sexo con un robot infantil? ¿Y qué es exactamente un sexbot?

No existe una definición universalmente aceptada de “robot sexual” y eso puede convertirse en un problema serio para cualquier propuesta de regularlos –o prohibirlos–.

Es probable que los robots sexuales estén pronto en mercados como el estadounidense y tenemos que prepararnos para esa realidad

Es tentador definirlos como las legislaturas definen a los juguetes sexuales, centrándose en su uso principal. Consideremos el robot “Mark 1”, que se parece a la actriz Scarlett Johansson. Se lo suele etiquetar como robot sexual, pero cuando entrevisté a su creador, Ricky Ma Tsz Hang, se apresuró a aclarar que Mark 1 no está pensado para ser un robot sexual. Más bien, estos robots tendrán como objetivo ayudar con todo tipo de tareas, desde preparar el almuerzo de un niño hasta hacerle compañía a un pariente mayor.

Los humanos, por supuesto, pueden desenvolverse hábilmente en contextos tanto sexuales como no sexuales. ¿Y si un robot pudiera hacer lo mismo? ¿Cómo conceptualizamos y gobernamos un robot que puede cambiar del modo “jugar con niños” durante el día al modo “jugar con adultos” por la noche?

Detalles legales

No está claro si alguien allá afuera ya posee un robot sexual infantil. Pero incluso la posibilidad de robots sexuales infantiles motivó un proyecto de ley bipartidista en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, la Ley para frenar los robots electrónicos pedófilos explotadores realistas, o CREEPER. Presentada en 2017, se aprobó por unanimidad seis meses después.

Los robots sexuales infantiles son robots, no humanos. Al igual que la pornografía infantil virtual, el desarrollo de un robot sexual infantil no requiere interacción con ningún niño. Sin embargo, también se podría argumentar que los robots sexuales infantiles tendrían graves efectos perjudiciales que obligarían a la acción del estado.

Casi la mitad de los estadounidenses cree que tener sexo con robots se convertirá en algo común dentro de 50 años

La regulación de los robots sexuales por parte de los gobiernos dependerá de lo que aprendamos (o supongamos) sobre los efectos de los sexbots en las personas y la sociedad.

En 2018, el Ayuntamiento de Houston fue noticia al promulgar una ordenanza para prohibir el funcionamiento de lo que habría sido el primer “burdel” de robots de Estados Unidos. En una de las reuniones comunitarias, un asistente advirtió: “Un negocio como este destruiría hogares, familias, finanzas de nuestros vecinos y causaría grandes disturbios comunitarios en la ciudad”.

Pero predicciones tan terribles como esta son pura especulación. En la actualidad no hay evidencia de cómo la introducción de robots sexuales afectaría a las personas o a la sociedad.

Por ejemplo, ¿un hombre que usa un robot sexual infantil tendría más o menos probabilidades de dañar a un niño humano real? ¿Los robots serían un sustituto de los humanos en las relaciones o mejorarían las relaciones como lo harían los juguetes sexuales? ¿Los robots sexuales llenarían un vacío para quienes se sienten solos y no tienen compañía?

Así como los pilotos utilizan simuladores de vuelo virtuales antes de pilotar un avión real, ¿podrían las personas vírgenes utilizar robots sexuales para practicar el sexo de forma segura antes de probarlo en la vida real?

En otras palabras, hay muchas más preguntas sin respuesta sobre los robots sexuales que sobre los robots sexuales reales. Aunque es difícil realizar estudios empíricos hasta que los robots sexuales sean más frecuentes, una gobernanza informada requiere que los investigadores exploren estos temas con urgencia. De lo contrario, podemos ver decisiones de gobernanza reaccionarias basadas en suposiciones y en el miedo a escenarios apocalípticos.

Un mundo feliz

Una pregunta fascinante para mí es cómo el tabú actual sobre los robots sexuales disminuirá con el tiempo.

Hubo un tiempo, no hace mucho, en que los humanos atraídos por el mismo sexo se sentían avergonzados de hacerlo público. Hoy, la sociedad es igualmente ambivalente sobre la ética de la “digisexualidad”, una frase que se utiliza para describir una serie de relaciones íntimas entre humanos y tecnología. ¿Llegará un momento, no muy lejano en el futuro, en que los humanos atraídos por los robots anuncien con gusto su relación con una máquina?

➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes del suplemento #SOY

Nadie sabe la respuesta a esta pregunta. Pero sí sé que es probable que los robots sexuales estén pronto en el mercado estadounidense y es importante prepararse para esa realidad. Imaginar las leyes que regulan los robots sexuales ya no es una hipótesis de un profesor de derecho ni una ciencia ficción.

Es un desafío del mundo real que la sociedad está a punto de enfrentar por primera vez. Espero que la ley lo arregle.

* Profesor de la Universidad de Minnesota. Traducción de El Sol de México.

 El Sol de México | Noticias, Deportes, Gossip, Columnas – Tecnología

Te puede interesar